El mundo nupcial está plagado de ilustres manuales de protocolo que nos indican como comportarnos, vestirnos en este tipo de eventos tanto contrayentes como invitados. Desde los clásicos: como entrar, donde sentarse, no llevar escotazo, ni ir de blanco ni negro, no ir de largo en bodas de mañana, no usar tocado de noche o quitárselo en bodas de mañana, cambiarse de zapatos, llevar corbatas negras o pajaritas, vestir de frac o esmoquin, quitarse la chaqueta, ponerse gafas de sol, o complementos excesivos, bailar antes que nadie y de forma alocada como si no hubiera mañana.
Podríamos desarrollar un manual completo, pero,.... para qué... si todo se resume en un principio fundamental. ES MI BODA Y YO DICTO MIS REGLAS.
No hay que olvidar, que el protocolo nos ayuda a que los eventos se lleven de forma más ordenada, lógica y sensata. Pero nunca, sin pasar por alto, que una boda es una fiesta especial 100% personalizada, al gusto de los novios, que también tienen que pensar en la comodidad de sus invitados. Debemos quedarnos algunas de las ayudas que nos proporcionan el protocolo pero no con todo y sin llevarlo al extremo.
En resumen, en una boda NO hay límites si se consigue organizarla con cariño, sentido común, respeto, buen gusto y sobretodo no te obligues hacer cosas innecesarias, No olvides pasártelo bien y disfruta con tus invitados segundo a segundo.
Algunas recomendaciones:
Gracias a María y Fran por confiar en Restaurante Boabdil, este día tan especial!!!!
Gracias a Kokoro Fotógrafos, por estas fotos tan bonitas y espontaneas.